Tuesday, 21.11.2017

Los procesos de las mujeres indígenas en el poder

Elisa Vega forma parte del pueblo kallawaya, fue la asambleísta más joven de la Asamblea Constituyente en Bolivia.

La experiencia política de Elisa Vega es ejemplar, no sólo para las mujeres indígenas, sino para cualquier mujer. Vega pertenece al pueblo kallawaya, es enfermera de formación y fue la asambleísta más joven de la Asamblea Constituyente, un proceso histórico y complejo de refundación nacional que vivió Bolivia hace ocho años.

Elisa Vega fue invitada a exponer sus experiencias como mujer indígena en las estructuras de poder de la comunidad campesina y en las estructuras estatales, como parte de las actividades del Diálogo Académico Feminista. En esta etapa, las participantes del Diálogo están reflexionando respecto de las distancias y las alianzas que se tejen (o no) entre los movimientos de mujeres y feministas, con las organizaciones de mujeres campesinas y trabajadoras.

Una vez aprobada la nueva Constitución Política, Elisa Vega ejerció como Directora de Despatriarcalización en el Ministerio de Culturas. Vuelta a su comunidad, ya no ejerce ningún cargo, pero su autoridad es reconocida al interior de su comunidad, donde es una actora central en temáticas referidas a las problemáticas de las mujeres.

¿Cómo es el ejercicio de la autoridad en la nación kallawaya? En el caso de la expositora, el camino de autoridad empezó bastante pronto en su vida. “Tal vez una diferencia entre las mujeres indígenas y las que no son indígenas, mi proceso de formación ha sido desde muy joven”, reflexiona Elisa. Su madre fue secretaria general de la organización de mujeres campesinas Bartolina Sisa en su comunidad (Amarete, en el área del Lago Titicaca en el Departamento de La Paz), y esa situación fue una oportunidad central para la entonces pequeña Elisa: su madre no sabía leer y no hablaba castellano, por lo cual la niña iba con ella a todas las reuniones y redactaba las actas.

Más adelante, ejerciendo los cargos que corresponden a las autoridades originarias, Vega compartió con las otras mujeres kallawayas las dificultades del siempre cuestionado reconocimiento del poder de las mujeres: reuniones de las que son marginadas, la imposibilidad de acceder a los símbolos del poder, los problemas para ser parte de las decisiones importantes para la comunidad, los conflictos que se dan al interior de las parejas, entre otros.

La exposición de Elisa Vega fue muy rica en reflexiones respecto a las estrategias que emplean las mujeres que ejercen cargos de autoridad, con el fin de alcanzar un poder real, y no solamente nominal. “Estaba preparada para la Asamblea Constituyente, pero no para el racismo, la violencia y el acoso”, recuerda, al mismo tiempo explica de qué manera se organizaron las mujeres de los movimientos sociales para fortalecerse e incidir en ese proceso.

El próximo encuentro del Diálogo Académico Feminista será a principios de diciembre, y servirá para que las asistentes al 14to Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC) compartan las novedades y reflexiones que hayan surgido de ese espacio, tan importante para las diversas corrientes feministas.

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